viernes, 9 de marzo de 2012

XXXIII

¡La propiedad es el robo!
Y yo quiero robar tu lengua,
quiero tenerla y poseerla,
quiero tu lengua y tus manos y tus dedos,
y tus labios, y tus dientes,
quiero tu cintura apretada contra mí
y quiero tu mar y tu locura,
y tus campos llenos de flores
y de colinas
y de piel
y de caricias,
pero sobre todo quiero tu lengua,
quiero tu lengua y a tu lengua,
quiero a tu lengua como a una hoja de roble,
verde, o roja, o negra, o roja,
la quiero sólo contigo y siendo tuya
y que así lo siga siendo
pese a mi robo.

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