jueves, 22 de marzo de 2012

XXXV

Sed de agua,
sed de tu agua,
sed de ti,
sed de tu boca,
sed de tu piel
y de tus manos tocando las mías.

Camino por el desierto,
solo.
Acompañado por este espejismo,
tú, exótica jungla,
oasis en el que saciar mi sed,
tú, exótica jungla
de árboles de frutos dulces
demasiado altos,
como montañas inalcanzables.
Tú, río inmenso, enorme glacial
que no se derrite para saciar mi sed,
tú, río inmenso, inabarcable,
impensable, inconmensurable, imposible,
torrente impetuoso y sin freno,
apoteósica obertura acuática,
terrible nube de tormenta,
huracanado viento que arranca con todo,
tremenda galerna apocalíptica,
¡de ti y de nada más tengo sed!
 ¡Sólo de ti y de tu tacto
Oh, dame a beber el tacto
de tu piel y de tus labios–
y de tu ser entero!
Dame de beber, que muero de sed,
solo, tumbado de bruces sobre esta duna
con la boca llena de arena.

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