domingo, 30 de septiembre de 2012

XLVIII

(despertar)

Rayos de sol, de luz
como la luz de tu mirada y tu sonrisa,
despiertan mi cuerpo al alba.
Manchas de Oporto sobre el mantel
como pájaros de tu voz posados en un cable
me despiertan el alma con un trino triste;
y despiertan recuerdos cercanos de querer ser
aquel dulce vino para bañarme en tus labios;
y despiertan recuerdos cercanos de querer poder
estrecharte entre mis brazos y susurrarte
suavemente, como el cantar de un pequeño arroyo,
versos de amor, libertad, pájaros y flores.

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